La presente tesis pretende interiorizar sobre las exigencias que solicita el hábito intelectual de sabiduría para su adquisición según la filosofía de Tomás de Aquino, comprendiendo que si bien aparece como un tema tratado bastamente por los comentadores, habrían aspectos omitidos, a nuestro juicio, por no estar de modo explícito, aunque sí implicitamente, en la obra del Aquinate. Digamos primero que el hábito de sabiduría es catalogado dentro de las virtudes intelectuales que perfeccionan a la razón teórica y, por tanto, alcanzable mediante el perfecto uso de la razón. Además, que el juicio sapiencial metafísico perfecto, en estado de hombre viador, reside en la consideración real de la bondad de su objeto propio, es decir, en el reconocimiento de la causa primera como bien supremo. El problema estaría en que el objeto que considera la sabiduría no sólo es un bien del entendimiento, en cuanto es Verdad suprema, sino también en que es bien de todo cuanto existe. De ahí que, en consonancia, afirme Tomás de Aquino que es oficio del sabio el ordenar y dirigir todo hacia este supremo bien, lo cual exigiría amarlo como tal. Pero esto tiene que ver más con el Apetito que con la facultad judicativa. De modo que, en esta tesis, intentamos saber el lugar que ocupa la perfección moral, y con ello, la connaturalidad provocada por la virtud moral, cuando nos referimos a las exigencias para la obtención del hábito de sabiduría impuestas por su objeto, pudiendo así responder a la pregunta: ¿acaso ocupan las virtudes morales solo un rol dispositivo, como explícitamente lo afirma santo Tomás, o también y fundamentalmente aportan una unión específica con el objeto de este hábito, permitiendo así poder juzgar del modo más alto sobre el mismo? Por tanto, en esta investigación se ahondará en las cualidades del juicio sapiencial metafísico, en el oficio que deviene por la obtención del conocimiento más alto y la perfección de la virtud moral en su rol dispositivo y connaturalizante con el bien, pudiendo así resolver el lugar que tiene la connaturalidad generada por la virtud moral para la obtención del juicio sapiencial metafísico.