La presente ponencia tiene por objeto mostrar la complementariedad conveniente existente en aquello que, tanto en filosofía como en teología, se comprende como lo más alto a lo cual el hombre puede aspirar, precisamente por razón de su objeto, a saber, la sabiduría. De este modo, se comenzará explicando la natural tendencia humana de conocer el sentido de toda la realidad y de sí mismo, con su evidente indigencia para alcanzar con precisión meridiana dichas verdades. No obstante, se aclarará que, desde una perspectiva filosófica tradicional, efectivamente se alcanzan algunas dimensiones de las susodichas verdades, no obstante excedan las capacidades del entendimiento humano por tratarse de objetos de orden inmaterial. A su vez, mostraremos cómo la teología católica, a través de sus máximos exponentes, sobre todo Tomás de Aquino, muestra la complementariedad y semejanza existente entre la sabiduría que es don y aquella que es hábito intelectual. Por último, exponer cómo es que la sabiduría, en tanto que sabiduría, se vincula con el bien tomado absolutamente y, por tanto, con la felicidad humana; lo cual la hace necesaria para la vida del hombre, ya que si tiene directa relación con el fin último de éste, entonces no puede en esta vida desvincularse o desinteresarse absolutamente de ella, tanto por su fin, operación y objeto que la especifica.