La enorme riqueza que proveen los montes y bosques peninsulares es objeto de una intensa y sistemática explotación por parte de los colectivos comunitarios bajomedievales. El deterioro de estos recursos, especialmente a partir del siglo XV, motiva la proliferación de ordenanzas tendientes a regular los múltiples aprovechamientos. El estudio de estos cuerpos normativos nos permitirá apreciar el estado de estos espacios; a la vez que advertir los intereses contradictorios que se despliegan sobre ellos. En este sentido, las diversas reglamentaciones procedentes de distintos ámbitos jurisdiccionales constituyen fuentes de enorme valor para comprender la dinámica socioeconómica de las villas y aldeas y establecer un diálogo crítico con las interpretaciones historiográficas dominantes.