Hacia finales del siglo XII, el sudoeste de Francia es el marco dentro del cual florecen dos movimientos con netros principios gnósticos. Gershom Scholem sitúa el origen de la Cábala entre 1150 y 1220, en Provenza, o más exactamente en su parte más occidental, en el Languedoc. Paralelamente, en el mismo período, el conjunto de las Iglesias de los Buenos Cristianos, como los adeptos se nombran a ellos mismos, es definido en los textos como cátaro y goza, en el sudoeste de Francia y el norte de Italia, de la bondad y el apoyo de los señores hasta principios del siglo XIII. La cercanía espacio-temporal y las similitudes conceptuales entre ambos movimientos místico-esotéricos, ha inducido a algunos autores a buscar la posibilidad de contactos e ingluencias recíprocas entre ambos. Es precisamente en un escrito (el Tratado sobre la Emanación Izquierda) de estructura gnóstica, compuesto hacia 1270 por el cabalista español Rabí Isaac ben Jacob ha Cohen, donde a través de la figura doble de Lilith se ha creído ver la reminiscencia de la doble consorte demoníaca, presente también, según ciertos testimonios, como elemento principal de la cosmovisión cátara. De manera tal que la existencia o la ausencia de estas influencias se revela fundamental para comprender el origen de la Cábala.

En nuestra presentación, analizaremos la figura de Lilith presente en el Tratado, así como en los testimonios de los cronistas enviados por el papado y los pocos textos cátaros existentes, para demostrar la debilidad de los argumentos que defienden la existencia de tales influencias. Como expondremos en nuestras conclusiones, no es nuestra intención negar la posibilidad de estos contactos, sino afirmar que, con las fuentes cátaras disponibles en la actualidad, no es posible asegurar la presencia de influencias reales entre ambos grupos.